El cáncer de pulmón se produce cuando células anormales crecen sin control en los pulmones. Existen dos tipos principales:
Cáncer de pulmón de células pequeñas (SCLC): tiende a desarrollarse rápidamente.
Cáncer de pulmón de células no pequeñas (NSCLC): es el tipo más común, de crecimiento más lento.
Aunque el tabaquismo es la causa más frecuente, el cáncer de pulmón también puede afectar a personas que nunca han fumado. Además, este cáncer suele diagnosticarse en etapas avanzadas, cuando las opciones de tratamiento son limitadas y las probabilidades de curación son bajas. Por eso, la prevención y detección temprana son clave para reducir su impacto.
La mejor manera de prevenir el cáncer de pulmón es realizar exámenes regulares y evitar la exposición a los factores de riesgo, esto incluye:
No fumar y promover ambientes libres de humo.
Reducir la exposición a factores de riesgo ambientales y a sustancias químicas en el lugar de trabajo.
El cáncer de pulmón en sus etapas tempranas suele no presentar síntomas claros, lo que complica su detección. Sin embargo, cuando aparecen, pueden confundirse con problemas respiratorios comunes. Algunos de los síntomas más importantes a tener en cuenta son:
Tos persistente
Dolor en el pecho
Dificultad para respirar
Tos con sangre
Ronquera
Hinchazón en el cuello y la cara
Cansancio extremo y pérdida de peso inexplicada
Infecciones pulmonares recurrentes
Algunos factores pueden aumentar el riesgo de padecer cáncer de pulmón, entre ellos se encuentran:
Tabaquismo: Es la causa principal. Nueve de cada diez personas diagnosticadas con esta enfermedad son fumadoras.
Tabaquismo pasivo: La exposición al humo de otras personas también aumenta el riesgo.
Contaminación del aire: Aunque tiene un impacto menor, puede ser un factor adicional, especialmente en fumadores.
Antecedentes familiares: Si tenés familiares con cáncer de pulmón, el riesgo puede ser mayor, incluso si no fumás.
Exposición a sustancias tóxicas en el trabajo: Como el amianto o ciertos productos químicos.
Edad: Es más común en personas mayores de 65 años, ya que el riesgo aumenta con la edad.
El cáncer de pulmón suele ser resultado de una combinación de factores genéticos y ambientales.
La detección temprana es clave para mejorar las probabilidades de tener un tratamiento exitoso. Si tienes factores de riesgo, tu médico puede recomendarte exámenes regulares como:
Exámenes físicos y análisis de síntomas.
Radiografías de tórax y tomografías computarizadas.
Broncoscopia para observar el interior de los pulmones.
Biopsias para analizar muestras de tejido pulmonar.
Si tenés antecedentes o presentás alguno de estos síntomas, no dudes en consultar con tu médico de cabecera. Encontralo en la cartilla de PAMI.
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