El cáncer de mama se produce cuando algunas células de la mama experimentan cambios y comienzan a multiplicarse de manera anormal, formando un tumor maligno. Detectarlo a tiempo es clave para tratarlo y evitar que se propague.
Aunque puede afectar a mujeres de cualquier edad, el riesgo aumenta a partir de los 50 años. Por eso, es fundamental la prevención y prestar atención a cualquier síntoma o cambio en el cuerpo.
El tratamiento para esta enfermedad puede variar según el tipo de cáncer y el estado de su propagación. Actualmente, gracias a los avances en la detección y el tratamiento, es posible diagnosticar el cáncer de mama más temprano y aplicar tratamientos más efectivos y personalizados.
La detección temprana a través de una mamografía es fundamental para recibir un tratamiento oportuno. Si tenés entre 50 y 69 años de edad, es aconsejable realizar consultas médicas periódicamente y una mamografía cada 1 o 2 años.
Recordá que es tu médico de cabecera quien te indica los estudios.
En las primeras etapas, el cáncer de mama no suele presentar síntomas. Por eso es importante hacerse mamografías de manera preventiva. Sin embargo, en etapas más avanzadas, el cáncer de mama puede causar:
Bulto o engrosamiento en el seno, generalmente sin dolor
Cambios en el tamaño o aspecto del seno
Aparición de hoyuelos, enrojecimiento, grietas o cambios en la piel de las mamas
Alteraciones en el pezón o la aréola
Secreción del líquido anómalo o sangre en el pezón
Ser mujer
Tener más de 50 años
Tener antecedentes familiares de cáncer de mama
La exposición previa a radiación
El sobrepeso
Consumir alcohol o tabaco
El historial reproductivo
Uso de tratamientos hormonales
El cáncer de mama es el más común entre las mujeres. Aproximadamente 1 de cada 8 mujeres lo desarrollará en algún momento de su vida. Sólo el 1% de los cánceres de mama se presenta en hombres.
El 75% de las mujeres con cáncer de mama no tiene ningún antecedente familiar.
Los antecedentes familiares en madre, hermanas o hijas duplican el riesgo, especialmente si fueron diagnosticadas jóvenes.
Tener un antecedente previo de cáncer de mama aumenta el riesgo de desarrollarlo nuevamente.
Existen factores genéticos con más predisposición a desarrollar cáncer de mama. Son los llamados BRCA1 y BRCA 2, que están implicados en el 5 al 10% de todos estos cánceres.
El sexo femenino y la edad avanzada son los principales factores de riesgo no modificables, pero el consumo de alcohol, tabaco, el sobrepeso y el sedentarismo son factores de riesgo que sí pueden modificarse.
No todas las personas con factores de riesgo desarrollarán cáncer de mama. Es una combinación entre genética y ambiente.
La mamografía puede detectar tumores cuando aún son pequeños, permitiendo un tratamiento menos invasivo que en los casos en los que el cáncer se encuentra más avanzado. Si hay alguna sospecha, el médico solicitará una biopsia y luego determinará el tipo de tratamiento.
Los tratamientos más comunes incluyen:
Hacé el autoexamen mamario con frecuencia y recordá realizar exámenes de control y consultas médicas periódicamente.
Si conocés a alguien que está cursando esta enfermedad, brindale tu apoyo. Proporcionar un entorno seguro, de comprensión y empatía, puede impactar de manera positiva a la hora de afrontar el diagnóstico.
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